sábado, 15 de marzo de 2014

Cosas y un pequeño diccionario Italiano-Mexicano.

Aquí mexicana. ¿Allá mexicano? Sí, chido. 

Hace ya un par de meses que llegué a Italia, y como todo buen mexicano lo haría, echo de menos muchas cosas de mi tierra: mi familia, mis amigos, la comida, la música y el idioma. 

La familia y los amigos son algo que se extraña sí o sí; son tu base, tu fuente principal de energía y no tenerlos cerca es bien gacho, sobre todo si eres medio bruto pa' socializar y mimetizarte en un entorno diferente. Pero lo que es bien curioso, es darte cuenta como conforme van pasando los días comienzas a extrañar otros elementos de tu cultura, elementos a los que generalmente no les prestas atención o que antes despreciabas (palabra fuerte pero no se me ocurre otra mejor). 

Tons, diría Jack el destripador (sorry por el cliché): "Vamos por partes". 

1. La comida. 

Por mucho tiempo dije que una de mis cocinas favoritas era la italiana, y lo sigue siendo; es indiscutible que tiene platillos deliciosos, llenos de colores y sabores... y ajo y aceite de oliva y pan. 

Sí, sí, ya lo sé, la parte malinchista de mí se anda retorciendo ahoritita y se golpea a sí misma. 

(Mi mami se reiría viéndome comer guarnición como plato fuerte... harrta verdura, calabacitas e hinojo incluídos).

Aquí quiero enfatizar que, aunque aparentemente el mundo entero piensa que al decir "Comida Mexicana" nos referimos a frijoles, tortillas y chile, nuestra cocina es mucho más que eso; que los tacos estilo Taco-Bell y los burritos NO son mexicanos; y que creo que con dos tipos de queso nos basta.  

Ahora les puedo asegurar que mi cocina favorita es la mexicana (la de mis señores padres si queremos ser más específicos); que tengo un antojo terrible de Tacos al Pastor, Chalupas, Quesadillas, Tacos de Cochito, Huaraches, Pozol, Mole, etc.; que cuando me dicen tortillas y frijoles, mi cerebro de inmediato me lanza la imagen de un "Machete" (no el cuchillote que lanzaría el lado psicópata de mi cerebro, sino una tortilla calientita con frijoles refritos y queso fresco, yum); que cuando veo una piadina pienso en una quesadillota con quesillo gratinado y harta salsa; y que el día que comí un panino di Porchetta mi lengua grito: "¡Carnitas!". 

Sí, la comida se extraña demasiado, y sí, también puedes encontrar algunas cosas que te ayuden a matar esos antojos, pero sale caro. Algo así como 14.00 Euros por 2.oo kg de maseca, entre 1-2 hrs. y al menos 3 dedos chamuscados para hacer 0.5 kg de tortillas (que alzaran pancita, porque sino no son tortillas); pero es un lujo que vale la pena darse. 

Mis amigas (españolas y argentinas) me presentaron un lugar en el que hacen un aperitivo mexicano que no está del todo mal, pero comer enchiladas suizas con tortillas de harina no fue un momento wow.

¡Ah, mi reino por unos chilaquiles como los que comí en Maravatío! 

Estoy segura que en vacaciones gano de vuelta los kilos que he perdido porque como lo he dicho ya: puedes sacar al mexicano de México, pero luego quién le quita las putas ganas de un buen taco. 

2. La música. 

Esto se siente raro. La gran mayoría de canciones que tengo en mi reproductor están en inglés, pero en estos días escuchar las que están en español se siente super rico, sobre todo cuando en la radio local van de una canción en italiano a una en francés para terminar con Heeeey Brother. Tons, cuando Alejandro Fernández, Raúl Ornelas o Fernando Delgadillo me cantan al oído me emociono. 

He de confesar que estaba en una fiesta y escuché a Maná y fui feliz... ¡con Maná! pa' que entiendan el nivel de mi desesperación. 

Pero la confesión más dolorosa que me han de leer es la siguiente: me encantaría ir paseando por la calle y escuchar en la frutería a la señora cantando "Rata de dos patas, te estoy hablando a ti, porque un bicho rastrero aún siendo el más maldito, comparado contigo se queda muy chiquito", así con sentimiento y todo; y lo que es peor, creo que me haría incluso un poquito más feliz escuchar al menos un poquito a El Recodo o Julión o Fidel y esas son palabras mayores... pero no los quiero escuchar en mi compu, los quiero escuchar en la calle, tarareados o aullados por alguien más, en una fiesta con unas chelas encima. Eso me haría profundamente feliz, uta que hasta la Jenni y su "se las voy a dar a otro que las quiera de a de veras" me sacaría una sonrisa enorme que me duraría por unos buenos días, o a Juan Ga con un "vamos al noa-noa", ¿es demasiado pedir encontrarme a un italiano como aquel escocés que era fan de Juan Ga?

Y es que la música italiana es buena, pero aun para alguien aburridón como yo (o quizá precisamente por eso) la alegría de la música latinoamericana es necesaria, y si la música alegre se extraña, los popurrís "solo pa' borrachos" más. 

3. El idioma. 

De nuevo mi lado malinchista se retuerce. 

He tenido la fortuna de conocer a un buen número de hispano parlantes de este lado del charco, pero las peculiaridades de nuestro español son meramente nuestras y no es tan sencillo usarlas con personas que no sean mexicanas. 

Aprender palabras, frases y gestos nuevos es siempre interesante, pero... ¡Dios! quiero y necesito alguien con quien poder tener una conversación en la que las mentadas de madre y el albur puedan mezclarse de manera civilizada. 

¡Chingar!, que en este pinche rancho no se puede mandar a ningún cabrón chingar a su reputísima madre, y hay muchos que lo merecen. Para alguien (yo) que está acostumbrado a mentar madres no poder usar el poder relajador de una palabrota, de esas que te salen de corazón, es re-jodido

Mi gente me ha sugerido hacerlo de cualquier manera, pero falta el diálogo. Lo "más mejor" de mentar madres es que te contesten y aquí el diálogo es completamente unilateral, tons aburre. Mandar a alguien a la chingada y como respuesta escuchar un "come?", encabrona más. 

Y el albur, ¡ah, el albur! ¿Dónde quedan las risas arrancadas por una buena albureada? O la fineza de un piropo guarro, estilo "quisiera ser pirata...". Me he tenido que refugiar en youtube, y escuchar a Chava Flores y a Polo Polo para poder reír un rato. 

Pero he descubierto ya algunos suplementos italianos pa' expresarme correctamente, ejemplos: 

- "c'era un sacco di gente" --- había un chingo (putero/madral) de gente. 
- "ma, che cazzo vuoi" --- qué chingados (qué putas, qué madres) quieres.
- "cavolo!" --- chingar (m'ta)
- "non rompermi il cazzo" --- deja de andar chingando. No me jodas. ¡No mames! (con tono de advertencia). 
- "quello mi sta sull cazzo" --- me cae de la chingada (re-mal).
- "fa casino" --- arma desmadre. 
- "cavolo, ma quanto mangi" --- no mames, tragas harto. 
- "ma che cazzata stai facendo" --- qué chingados (qué putas/qué madres) estás haciendo!
- "non rompermi i coglioni" --- no me estés chingando. No me jodas. No mames. 
- "Figo/a" --- guapo/a. Sabrrroso/a.
- "Finocchio" --- mampo. 
- "Non me ne frega un cazzo" --- me vale madres!
- "mi fa schifo" --- guacala/ me da cosa / me da asco. 
- "vaffanculo" --- vete a la chingada! 
- "figlio di puttana" --- hijo de puta. 
- "incazzato" --- encabronado. 
- "che palle" --- qué jodido.

La versatilidad, hasta el momento no ha sido mucha, pero con algo tenemos que empezar. Pero ya, seguiré aprendiendo groserías italianas, escuchando hey brother, y un día de estos me haré un taco de porchetta. 

Cambio y fuera. 

Seguidores