jueves, 3 de noviembre de 2016

Reseña: Flores para Algernon

¿Se han encontrado alguna vez una historia que los capture, les haga una bolita el corazón, los deje con una sensación de desconsuelo tremenda, pero que al mismo tiempo los haga sentir completamente felices de haberse topado con esa joya? Eso exactamente me pasó a mí con Flores para Algernon, un libro que me encontré por meritita casualidad y que se ha convertido, casi inmediatamente, en uno de mis favoritos. 

Antes de entrar directamente a la reseña déjenme decirles, que generalmente leo libros que me recomiendan, o que tienen una portada bonita o que me llaman la atención porque tienen un título interesante; y éste no entra en ninguna de las categorías antes mencionadas. Me lo encontré porque estoy escribiendo un fic y quería presentar a un personaje llevándole flores a otro, pero con un twist menos tradicional, y la idea de cómo hacerlo me la dio la peli "The Age of Adeline": llevar libros con títulos de flores; pero no quería poner ningún título de los que te vienen inmediatamente a la mente, tipo: El laberinto de la rosa, o el Tulipán negro; entonces me fui y le pregunté a San Google (que todo lo sabe) y acertadamente me dijo: Flores para Algernón de Daniel Keyes. Leí la sinopsis y decidí conseguirlo y leerlo y, oh-po-dío, ¡lo amé!

Otra cosa que debo confesar es que, el libro está catalogado como Ciencia Ficción, y mi ignorancia del género me hizo pensar en que habría robots y sería futurista y así, pero no; tiene mucha ciencia y bastante ficción pero nada de robots. 

Ahora sí: 

Datos del libro.
Nombre: Flores para Algernon (Flowers to Algernon)
Autor: Daniel Keyes
Editorial: Ediciones SM
No. de Páginas: 208
Idioma: Español
Premios: Hugo (1960, Novela Corta); Nebula (1966, Novela)
Género: Ciencia Ficción / Epistolar

La novela (que abre con un bello epígrafe de "La República" de Platón), cuenta la historia de Charlie Gordon, un hombre con problemas de retraso mental que a sus 32 años, con un IQ de 68 y un desarrollo emocional que lo hace comportarse más como un niño que como un adulto, se inscribe a una escuela para adultos retardados (en un curso nocturno) para poder aprender a leer y escribir y así ser más inteligente. Sus ganas de ser mejor, hacen que su maestra, Miss Kinnian, lo recomiende para un estudio experimental con el que, gracias a una neurocirugía y tratamientos cerebrales con encimas, se espera que la inteligencia de Charlie se incremente. Como parte de este experimento conocemos también a Algernon, un ratoncito, que ya se ha sometido al experimento (antes de pasar a humanos) y que ha demostrado ser sumamente inteligente. 


Esta reseña no puedo hacerla sin spoilers, porque, pus... nomás no, so... SPOILER ALERT!!!

Una de las primeras cosas que llamaron mi atención de este libro es que está escrito en primera persona, con un tipo de entradas de diario, llamadas "Informes de Progresos", que nos permiten ir leyendo e identificando la forma en la que Charlie se va haciendo poco a poco más inteligente. No les voy a mentir, los primeros informes pueden hacer que les duelan los ojos (sobre todo si son, como yo, medio grammar-nazzis), porque tienen una cantidad enorme de errores de ortografía, pero son geniales porque te dejan entrar en la mente de una persona que está aprendiendo a escribir y que escribe como habla, sin haches, ni acentos, ni puntuación. Así: 


Me yamo Charlie Gordon y trabajo en la panaderia Donner. El señor Donner me da 11 dolares por semana y pan y pasteliyos si qiero. Tengo 32 años y mi cumpleaños es el mes prosimo. Le e dicho al doctor Strauss y al profesor Nemur que no se bien escrebir pero dise que no inporta que debo escrebir igual que ablo y como escrebo las conposiciones en la clase de miss Kinnian en la clase de adultos retrasados del colegio bikman donde boi 3 bezes por semana en mis oras libres. 

Ven, duele. Pero desde el inicio deja claro que Charlie está yendo a un colegio y que un doctor y un profesor están estudiando su caso para ver que tan viable es someterlo al experimento que están desarrollando. Y Charlie está muy emocionado porque si todo funciona él podrá ser inteligente como los demás, porque él siempre ha deseado ser listo en vez de tonto, porque finalmente va a poder tener muchos amigos que lo quieran. Y sus informes te hacen sentir de verdad lo importante que es para él llegar a ser listo, al inicio no sabes bien por qué, pero el hombre se esfuerza por hacer lo que le piden, por entender lo que le dicen, por poder mejorar; y a medida que va recordando su infancia y creciendo intelectualmente, te queda clarísima la razón de su necesidad de no ser tonto. 

Cuando conocemos a Algernon, el ratoncito que ya ha sido tratado, vemos como Charlie intenta vencerlo resolviendo laberintos, pero el desgraciado Algernon es demasiado inteligente, y Charlie se desespera y se entristece porque incluso un ratón es más inteligente que él y llegas a sentir ese desasosiego. 

Finalmente, los médicos deciden aplicarle el tratamiento y, al inicio ni él ni yo veíamos ningún cambio, pero de pronto, por ahí se comienzan a ver palabras como "hacer" e "informe" y "marzo" bien escritas y la emoción te empieza a ganar. 

Es bien padre el viaje que va haciendo el personaje, y el método de escritura que desarrolló Daniel Keyes (con una buena traducción), es súper acertado, porque con cada Informe vas percibiendo los cambios en el lenguaje y expresión de Charlie hasta que te das cuenta de que, sí, él se ha vuelto mucho más inteligente que cualquier otro mortal. 

Antes les decía que la historia logró en muchas ocasiones hacer que el corazón se me hiciera chiquitito, porque te hace ver de una forma bastante clara y cruda como en ocasiones la gente (y me incluyo) no nos damos cuenta de que las personas que tienen algún tipo de discapacidad o problema mental "son personas" y Charlie te lo dice: 


Soy un ser humano. Lo era ya antes de pasar bajo el cuchillo de un cirujano. [...] Lo que usted ha hecho por mí no le da derecho a tratarme como un animal de experimentación [...] siempre he sido una persona

Y tiene que enfrentarse continuamente al hecho de que nunca nadie lo consideró así antes, ni siquiera sus mismo doctores, que en un momento dicen:


-- Nosotros [...] tenemos la satisfacción de saber que hemos tomado a un error de la naturaleza y que, gracias a nuestras nuevas técnicas, lo hemos convertido en un ser humano superior. [...] En lugar de una cáscara vacía desprovista de mente, un peso para la sociedad que no puede más que lamentar su irresponsable comportamiento, tenemos ahora ante nosotros a un hombre digno y sensible, dispuesto a tomar su lugar de miembro activo de la comunidad. 

¡Qué cruel suena! y qué fácil es identificarse con ambos lados de la moneda, porque estoy segura de que todos en algún momento nos hemos sentido completamente incomprendidos; y porque, seamos honestos, no sabemos comportarnos de forma adecuada (porque no los entendemos) con personas como Charlie, y Keyes nos golpea con la siguiente frase: 


Es extraño que personas que tienen sentimientos honestos y sensibilidad, que ni siquiera pensarían en burlarse de un desgraciado nacido sin brazos, sin piernas o ciego, no sientan el menor escrúpulo en poner en ridículo a otro desgraciado nacido con poca inteligencia. 
Y, esa es otra de las cosas que vuelven más rica la lectura y al personaje principal, porque como retrasado, Charlie era inocente, sentía miedo y no entendía muchas cosas, pero era feliz y cuando alguien reía el reía también. Pero a medida que su inteligencia se incrementa, él se va volviendo consciente de que la gente no se ríe con él, se ríe de él, le hace bromas pesadas y crueles; y al entenderlo, se va llenando de resentimientos y, de ser una persona risueña y amable, se vuelve desconfiado y resentido; deja de confiar en las personas que consideraba sus amigos y se sumerge en una melancólica tristeza que a medias cubre refugiándose en libros y conocimientos nuevos. 

La única persona en la que siente que puede confiar es Alice Kinnian, su maestra, y con ella descubre una faceta nueva de su desarrollo personal: el enamoramiento, el deseo sexual y la necesidad de ser amado. Y para él se vuelve un suplicio porque, aunque intelectualmente es un genio, emocionalmente es un adolescente inmaduro que no sabe cómo enfrentar sus sentimientos. Se imaginan desarrollar en cuatro meses, las emociones que generalmente se desarrollan en varios años. Y ahí comienzan a salir a flote los recuerdos y traumas de su infancia, y Dios..., esos duelen demasiado. Leer la tristeza que siente un niño (que no logra entender que se siente triste y culpable) porque su mamá se avergüenza de él es realmente difícil; y ver cómo de forma inconsciente, los actos de una persona afectan la psicología de un pequeño que aparentemente no es consciente de nada de lo que le pasa, es mucho peor. 

Y así, Charlie sigue aprendiendo, y creciendo y madurando en tiempo record, y en menos de cuatro meses ya es un genio, amargado y triste, pero listo; el problema ahora es que es mucho más listo que toda la gente que conoce y ahora nadie lo quiere porque es demasiado inteligente. Se dan cuenta, el quería ser listo para tener amigos que lo quisieran, pero ahora que lo es se encuentra más solo que antes, porque la gente no lo entiende y le tiene miedo. 

Su inteligencia llega al punto más alto, más o menos al mismo tiempo en que Algernon comienza a mostrar una serie de cambios en su personalidad demasiado extraños: se vuelve arisco, violento y antipático; y poco a poco empiezas a entender que algo falló en el experimento y que Charlie también está mostrando esos síntomas, y de ahí en adelante todo se va en picada. 

Él se da cuenta de que no le queda mucho tiempo siendo inteligente y consciente de lo que le está pasando, decide intentar encontrar el error del tratamiento para dejar un precedente y permitir que futuros estudios puedan darle una oportunidad mejor a alguien que ya no será él. Antes de perder todo se va a buscar a su familia para demostrarles a papá, mamá y hermana, que aquel chiquillo que tanta vergüenza les causó, logró crecer y mejorar y es un genio, y vaya que lloré esa parte de la historia. Logra por fin acallar por un momento al Charlie retrasado que vive en su mente, y alcanza a conocer lo que es ser amado completamente. Y finalmente, la inteligencia lo va abandonando, y de nuevo lo puedes percibir no solo por la dureza de sus notas y la desesperación que se siente en ellas, sino porque los errores de ortografía regresan, así que cuando te encuentras con un informe que tiene un "nuebo", un "marabillosa" y un "berla" entiendes que el sueño de Charlie está llegando a su fin, y el nudo en tu garganta se vuelve casi incontenible y te pones a chillar.  

Algernon muere, Charlie suplica un "por fabor... por fabor... que no olbide como se lee y se escribe" y la historia llega a un desenlace trágicamente bello. 

Y es así como Daniel Keyes logró escribir en 1959 una novela que en 2016 movió mi mundo, me conmovió de verdad, me hizo pensar y reflexionar en mil cosas, me dejó identificarme con los dos Charlies (el tonto y el listo); y por ello le doy cinco algernones y se va a mi estante de favoritos. 






Por cierto, en el 68, se hizo una adaptación al cine bastante buena de la novela corta, se llama Charly, si les interesa se las dejó aquí: 





Y ya. FIN. 


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