lunes, 3 de mayo de 2021

Migraña, mi fiel compañera.

Jelou a todxs, tiene un montón de tiempo que no me doy una vuelta por estos lares para dejar siquiera un comentario y, esto, aunque no es lo que generalmente escribo, el día de hoy ha estado haciendo un montón de resonancia en mi mente, principalmente porque voy saliendo de una crisis migrañosa de 5 días (he tenido peores). 

La migraña ha estado en mi vida desde hace, más-menos, unos bellísimos 25 años, mi primera crisis la tuve cuando tenía once, terminando la primaria y fue un dolor intenso que hizo que además de falta de coordinación tuviera una especie de lapsus en el que, según yo, estaba tomado notas coherentes, pero al día siguiente, al leerlas, no entendí un solo garabato. 

Demás está decir que, después de tanto tiempo teniendo un dolor crónico, me he acostumbrado a "funcionar" con malestar y dolor moderado; soy muy consciente de hasta que momento puedo trabajar sin tener que preocuparme por ser un peligro para mí y quienes me rodean; sé identificar cuándo mi coordinación empieza a ser demasiado torpe; y sé también, cuándo necesito dejar todo y aislarme en mi baticueva, con luces apagadas, cortinas corridas, y fuentes de aromas o sonidos restringidas. 

Lo que aún no logro saber al cien por ciento, es cómo decirle a las personas que nunca han sufrido migraña que no, el dolor de cabeza que tengo no es uno que se quite con una aspirina; que sí, he probado todos los medicamentos que puedan pensar y tengo bien identificados los que me sirven y el momento en que debo tomarlos para poder sentirme mejor; que no, mi sensibilidad a la luz nada tiene que ver con "ser demasiado delicada", y que la luz brillante me duele, físicamente, detrás de los ojos y en diferentes partes de la cabeza; que, no, no hablo más lento porque quiera causarles "penita ajena", lo hago porque me cuesta concentrarme y dar con las palabras justas que quiero decir; que no me muevo más lento porque quiera "llamar la atención" sino porque mi coordinación motriz se va de vacaciones; que hay ocasiones en las que duermo, no porque esté cansada (que sí lo estoy, intenten ustedes pasar tres días seguidos con un dolor constante), sino porque cuando duermo no siento dolor, pero cuando despierto me duele todo; que no, tampoco soy una persona descuidada que no vaya al médico, de hecho tengo mi ruta/rutina clínica y una buena parte de mi salario se va en medicamentos y consultas con médicos clínicos, alópatas, homeópatas, tradicionales, fisioterapeutas, psicoterapeutas y demases. 

Tengo una colección linda de estudios que me han sido realizados para intentar identificar qué causa la migraña en mi escultural cuerpo, y las respuestas más comunes son: estrés, hormonas, cuello, detonantes climáticos, pero no hemos encontrado una razón específica que pueda ser tratada con un solo medicamento. Los profilácticos que he probado generalmente me destrozan el estómago o me amensan un poco más de lo estrictamente necesario. 

Y, ¿por qué les cuento todo esto? Simplemente, porque chance, solo chance, ustedes conozcan a alguien que padezca/sufra un dolor crónico, y hayan pensado en alguna ocasión que era "pura finta". Sí es así, les pido una sola cosa: sean un poquito empáticos con nosotros. No nos juzguen sin saber. Está bien preguntar cómo nos pueden ayudar, pero también está bien si les respondemos que solo necesitamos un poco de descanso, algunos lo hacemos para no preocuparlos, y agregar culpa a nuestra lista de síntomas no está chido. Tengan paciencia, si necesitamos ayuda se las vamos a pedir. No nos sugieran remedios, porque "seguramente no los hemos probado" (sobre todo los caseros), créanme, hemos probado de todo y ya sabemos qué nos sirve y que no. No sean condescendientes y groseros con nosotros, estamos pasando por un periodo de dolor intenso. No nos critiquen sin conocer por lo que estamos pasando y sobre todo, no sean crueles con nosotros. 

Un dolor crónico no es algo lindo, pero para muchos de nosotros, ha sido un fiel compañero de vida, que, aunque no es bienvenido, hemos aprendido a tolerar. Nada les cuesta acompañarnos en nuestro sufrimiento sin intensificarlo.

Y ya. FIN. 

Seguidores