Bien, después de algún tiempo volvemos a los relatos inspirados por imágenes y música de "BeLiterature". El reto de esta quincena: que no fuera de algo militar como el video de Aviici. So, aquí va:
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BAILANDO BAJO LA LLUVIA.
¡Ah! ¿Sabías que bailar bajo la lluvia
puede ser uno de los placeres más gratos de la vida? Si no lo sabías, te lo
digo yo: lo es, es delicioso.
Todo es tranquilidad. Todo es
libertad. Todo es sosiego.
El sonido del agua golpeando
tejados y asfalto es sumamente relajante, y la caricia de las gotas sobre tu cuerpo
suele ser tan suave, que es imposible no sonreír.
Todo es alegría. ¡Todo es tan
sereno!
Yo podría bailar bajo la lluvia
por siempre. Ignorando lo que me rodea y disfrutando la dicha que me brinda
algo tan sencillo como esto. Pero hoy y ahora, sé que no debo quedarme aquí por
mucho tiempo. El frío podría hacerme enfermar y, si lo hago, no podré volver a
casa.
Pero ¡Dios!, he estado trabajando
tanto que creo merecer un poco de descanso. Sí, me daré permiso de quedarme un
poco más. Sólo un poco más. Con el rostro levantado, los ojos cerrados y los
brazos extendidos hacia el cielo. Dejándome empapar. Sonriendo. Permitiendo que
el agua lave mi alma y mi cuerpo. Dejaré que la lluvia se lleve consigo mi
agotamiento.
Una mudanza suele ser extenuante.
Sobre todo cuando dejas todo atrás en aras de una vida mejor. He tenido que
asegurar a mi novio que aún estando lejos siempre estaría disponible para él,
que encontraría una forma de hacer las cosas funcionar; y he prometido a mi
mejor amiga, que trabajaría con todas mis fuerzas para ayudarla a salir
adelante si perdía lo poco que le quedaba. Mis dos mejores amigos saben que no
hay nada en este mundo que no haría por ellos.
Pero la lejanía es difícil de
manejar, por lo que este fin de semana decidí sorprenderlos y vine a verlos. ¡Los
he extrañado tanto! Supongo que también regresé para ayudarme a mí.
¡Ah! La caricia de las gotas de
lluvia es casi celestial. Aunque… hay algo raro en todo esto.
El agua generalmente es más fría,
líquida y dulce.
No, esto no es agua, y no estoy
bailando bajo la lluvia. Lo sé porque al abrir los ojos lo que veo no es el
cielo. ¡Esto es sangre! Densa, caliente y con sabor metálico. ¡Ja! Ahora lo recuerdo:
el líquido que me baña pertenece a dos amigables cuerpos. ¡Vaya sorpresa que se
han llevado!
Mientras yo los extrañaba, ellos
se consolaban uno al otro. Como pago a mi confianza, cariño y ayuda, ellos me
dieron falsedad y desconsuelo.
Sí, el agua de lluvia es dulce,
pero esta sangre, su sangre, lo cubre todo con una espesa capa de serenidad.
¡Ah!, ¿sabías que bailar bajo la
goteante sangre de quienes te han traicionado puede ser uno de los placeres más
deliciosos de la vida? Si no lo sabías, te lo digo yo: lo es, es delicioso.
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¡Uff! Que intenso giro argumental, faltan algunos acentos aquí y allá, pero el tema tan oscuro me gusta, saludos.
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